Puesto que se ha sabido casi todo de la reunión de la Academia vía twitter, dejo constancia de mis impresiones personales en unas breves notas en el tren de regreso a casa. Son las mías y, por supuesto, no representan nada más que mi visión del desarrollo y apreciaciones personales.
La reunión ha tenido dos partes bien diferenciadas, en una primera se ha abordado el problema de la Ley Sinde y en la segunda se ha avanzado en el análisis de los problemas y servicios que tiene la industria audiovisual en relación a internet y la inseguridad que sienten por la existencia de una alternativa gratuita a cualquier servicio que quiere desarrollarse.
Como ya había manifestado mi principal interés era expresar las deficiencias del proyecto legislativo conocido como ley Sinde, lo que se ha podido hacer de manera correcta y concreta junto con compañero David Bravo, principalmente, ya que ha expresado de manera acertada y clara la cronología en relación a la problemática jurídica de las webs de enlaces.
David ha aportado las resoluciones judiciales recaídas en España, incluyendo aquellas que están pendientes de fallo por haber sido reabiertas por las Audiencias Provinciales, como forma de poner de manifiesto la situación real desde un punto de vista jurídico y judicial.
A partir de ahí se ha desarrollado por nuestra parte una breve explicación para tratar de hacer ver que la ley no sirve para las webs de enlaces e introduce un peligroso mecanismo de control administrativo, que incluso podría ordenar la retirada de un video de un chico interpretando el Bohemian Rapshody en Youtube que he mostrado en el ordenador que llevaba al efecto.
Probablemente la parte más confusa ha sido la relacionada con la intervención judicial, ya que es una cuestión que para un lego en derecho resulta confusa al intervenir efectivamente un juez; si bien no es fácil apreciar el matiz de que ese juez sólo analiza si la medida de cierre o retirada afecta derechos fundamentales, pero en ningún caso analiza si la web vulnera o no derechos de propiedad intelectual.
Tras alguna que otra ida y venida creo que ese aspecto también ha sido explicado satisfactoriamente y se ha entendido lo equivocado de ese procedimiento.
Personalmente he preguntado a Alex de la Iglesia si había entendido las objeciones y ha respondido que si aunque no había alcanzado una conclusión sobre las mismas.
En otro turno de palabra le he solicitado que aclarase que si, en el caso de alcanzar la conclusión de que teníamos razón respecto de la ley, actuaría de alguna manera o lo haría llegar a los responsables de tramitación de la norma, a lo que ha respondido afirmativamente con algún matiz.
Le he recordado el problema del tiempo, puesto que la aprobación de la ley parece ser inminente, en apenas 20 días) y me he quedado con la impresión de que entiende esa problemática, aunque no se ha concretado nada en lo que a acciones o movimientos se refiere.
Igualmente se han expuesto las posibilidades de que disponen los titulares de derechos, manifestándose que es posible que no sea necesario cambiar la ley para cerrar las webs de enlaces, bastaría con articular el mecanismo jurídico adecuado.
A partir de ese momento, y en mi opinión agotado el debate sobre la Ley Sinde (aunque ha vuelto en alguna otra ocasión de manera anecdótica), la conversación ha derivado hacia aspectos más relacionados con la situación de la industria y las posibilidades en internet. Si bien he seguido atentamente la exposición de todas las partes, en este punto los abogados hemos cedido el protagonismo al resto de los presentes, con independencia de que se produjesen intervenciones puntuales tanto de David Bravo como de Josep Jover o mías.
Creo que ha habido entendimiento en que debe cambiarse el trato que se da a los usuarios y en que es hora de apuestas decididas por nuevos modelos en la red, pero seguramente otros podrán expresar mejor esa parte de la reunión.
Por parte de la Academia creo que hay satisfacción porque se les ha caído el prejuicio sobre las críticas o las razones de la misma a este proyecto, pero era eso, un prejuicio que podría haber desaparecido hace un año de haber preguntado por las reacciones que se generaron. Creo que por ese prejuicio se ha desperdiciado un año en el que podrían haberse generado encuentros o debates suficientes para que esta ley no estuviese a punto de ser aprobada "por lo civil o por lo criminal".
Desconozco los movimientos que ahora pueden surgir desde la Academia y si las razones expuestas harán que se posicionen en contra de la ley en su redacción actual, solicitando su modificación o retirada, o por el contrario se mantendrá al margen de la tramitación de la misma.
Por el lado bueno la constatación de que para todas las partes la Ley de Propiedad debe ser revisada y adaptada, incorporando y respetando todas las opciones, pero ello en el foro adecuado, cual es el Congreso de los Diputados y la subcomisión creada al efecto con intervención de todos los afectados o intersados que sea posible.
Conclusión personal, pues un poco confuso. Ahora mismo creo que existe una apuesta política tan fuerte por aprobar la Ley que dudo que el Partido Socialista atienda a razones y la retire fomentando inmediatamente un debate que resulte en una nueva ley de propiedad intelectual antes de finales de 2011. (Creo que sería posible). ¿Es bueno que salga la ley como está? ¿es bueno que se modifique algo? ¿o lo mejor es que no salga nada?
Creo que, evidentemente, lo último es lo mejor pero estoy muy pesimista sobre esa posibilidad, y cualquiera de las otras dos opciones no parecen del todo buenas, la primera porque es un absurdo de ley, posiblemente inaplicable y la segunda porque en 20 días es casi imposible modificarla de tal forma que salga algo aceptable.
A favor de que no se apruebe debe estar el que, en caso de aprobarse, faltaría el desarrollo reglamentario y entrada en vigor, dotación presupuestaria, etc., etc., lo que genera un horizonte de unos cuantos meses que sería mejor que fuesen aprovechados en empezar de cero y analizar el problema en profundidad, pero ahora mismo no tengo una respuesta clara sobre la mejor de estas opciones.
Como ya había manifestado mi principal interés era expresar las deficiencias del proyecto legislativo conocido como ley Sinde, lo que se ha podido hacer de manera correcta y concreta junto con compañero David Bravo, principalmente, ya que ha expresado de manera acertada y clara la cronología en relación a la problemática jurídica de las webs de enlaces.
David ha aportado las resoluciones judiciales recaídas en España, incluyendo aquellas que están pendientes de fallo por haber sido reabiertas por las Audiencias Provinciales, como forma de poner de manifiesto la situación real desde un punto de vista jurídico y judicial.
A partir de ahí se ha desarrollado por nuestra parte una breve explicación para tratar de hacer ver que la ley no sirve para las webs de enlaces e introduce un peligroso mecanismo de control administrativo, que incluso podría ordenar la retirada de un video de un chico interpretando el Bohemian Rapshody en Youtube que he mostrado en el ordenador que llevaba al efecto.
Probablemente la parte más confusa ha sido la relacionada con la intervención judicial, ya que es una cuestión que para un lego en derecho resulta confusa al intervenir efectivamente un juez; si bien no es fácil apreciar el matiz de que ese juez sólo analiza si la medida de cierre o retirada afecta derechos fundamentales, pero en ningún caso analiza si la web vulnera o no derechos de propiedad intelectual.
Tras alguna que otra ida y venida creo que ese aspecto también ha sido explicado satisfactoriamente y se ha entendido lo equivocado de ese procedimiento.
Personalmente he preguntado a Alex de la Iglesia si había entendido las objeciones y ha respondido que si aunque no había alcanzado una conclusión sobre las mismas.
En otro turno de palabra le he solicitado que aclarase que si, en el caso de alcanzar la conclusión de que teníamos razón respecto de la ley, actuaría de alguna manera o lo haría llegar a los responsables de tramitación de la norma, a lo que ha respondido afirmativamente con algún matiz.
Le he recordado el problema del tiempo, puesto que la aprobación de la ley parece ser inminente, en apenas 20 días) y me he quedado con la impresión de que entiende esa problemática, aunque no se ha concretado nada en lo que a acciones o movimientos se refiere.
Igualmente se han expuesto las posibilidades de que disponen los titulares de derechos, manifestándose que es posible que no sea necesario cambiar la ley para cerrar las webs de enlaces, bastaría con articular el mecanismo jurídico adecuado.
A partir de ese momento, y en mi opinión agotado el debate sobre la Ley Sinde (aunque ha vuelto en alguna otra ocasión de manera anecdótica), la conversación ha derivado hacia aspectos más relacionados con la situación de la industria y las posibilidades en internet. Si bien he seguido atentamente la exposición de todas las partes, en este punto los abogados hemos cedido el protagonismo al resto de los presentes, con independencia de que se produjesen intervenciones puntuales tanto de David Bravo como de Josep Jover o mías.
Creo que ha habido entendimiento en que debe cambiarse el trato que se da a los usuarios y en que es hora de apuestas decididas por nuevos modelos en la red, pero seguramente otros podrán expresar mejor esa parte de la reunión.
Por parte de la Academia creo que hay satisfacción porque se les ha caído el prejuicio sobre las críticas o las razones de la misma a este proyecto, pero era eso, un prejuicio que podría haber desaparecido hace un año de haber preguntado por las reacciones que se generaron. Creo que por ese prejuicio se ha desperdiciado un año en el que podrían haberse generado encuentros o debates suficientes para que esta ley no estuviese a punto de ser aprobada "por lo civil o por lo criminal".
Desconozco los movimientos que ahora pueden surgir desde la Academia y si las razones expuestas harán que se posicionen en contra de la ley en su redacción actual, solicitando su modificación o retirada, o por el contrario se mantendrá al margen de la tramitación de la misma.
Por el lado bueno la constatación de que para todas las partes la Ley de Propiedad debe ser revisada y adaptada, incorporando y respetando todas las opciones, pero ello en el foro adecuado, cual es el Congreso de los Diputados y la subcomisión creada al efecto con intervención de todos los afectados o intersados que sea posible.
Conclusión personal, pues un poco confuso. Ahora mismo creo que existe una apuesta política tan fuerte por aprobar la Ley que dudo que el Partido Socialista atienda a razones y la retire fomentando inmediatamente un debate que resulte en una nueva ley de propiedad intelectual antes de finales de 2011. (Creo que sería posible). ¿Es bueno que salga la ley como está? ¿es bueno que se modifique algo? ¿o lo mejor es que no salga nada?
Creo que, evidentemente, lo último es lo mejor pero estoy muy pesimista sobre esa posibilidad, y cualquiera de las otras dos opciones no parecen del todo buenas, la primera porque es un absurdo de ley, posiblemente inaplicable y la segunda porque en 20 días es casi imposible modificarla de tal forma que salga algo aceptable.
A favor de que no se apruebe debe estar el que, en caso de aprobarse, faltaría el desarrollo reglamentario y entrada en vigor, dotación presupuestaria, etc., etc., lo que genera un horizonte de unos cuantos meses que sería mejor que fuesen aprovechados en empezar de cero y analizar el problema en profundidad, pero ahora mismo no tengo una respuesta clara sobre la mejor de estas opciones.
Por último quiero agradecer las muestras de apoyo y confianza que he recibido y espero que se haya entendido en todo momento mi actuación. De igual manera agradeceré los comentarios y críticas hacía mi actuación en todo este asunto.