Hoy se inaugura el Congreso de la Abogacía en Vitoria, bajo el lema "por una sociedad más justa"
Un evento que se celebra cada 4 años en una ciudad diferente de España en función del colegio que se anima a organizarlo.
Realmente es un evento con una pinta muy buena desde el punto de vista de las sesiones, la organización, etc. Puede seguirse además en streaming, con lo cual, todo aquel interesado puede seguir las intervenciones vía internet.
Además, coincide que este año se tratan temas que me gustan especialmente y que últimamente me están provocando muchas reflexiones. Como guinda, el Congreso se celebra en Vitoria, con lo que el desplazamiento era sencillo, pudiendo ir y volver en el día, teniendo sólo costes de desplazamiento o pudiendo compatibilizarlo con el trabajo diario. Es decir, sólo faltaba apuntarme para poder participar en el mismo.
La inscripción, ya cerrada, costaba 411 euros. Lo repito, 411 euros.
Por fortuna, en estos momentos, podría permitírmelo (yendo y viniendo a Vitoria todos los días, sin pernoctar). Pero no voy a ir.
La idea que yo tengo de un Congreso de la Abogacía es el de un espacio abierto a todo tipo de abogados (en la línea de lo que muy bien señalaba Alfredo Herranz en su post) en el que obtener conocimientos y contacto con otros compañeros, pero si vemos el coste de asistir y poder participar de manera presencial, ello implica:
1- Dejar el despacho 3 días desatendido o medio atendido
2- Pagar el desplazamiento
3- Pagar el alojamiento y
4- Pagar la inscripción.
¿Cuántos abogados de los más de 100.000 colegiados pueden permitirse eso? Por lo que me trasladan muchos compañeros, pocos van a poder afrontar un desembolso que puede superar los 600 euros en 3 días, por ejemplo.
Tampoco es fácil ocupar 3 días laborales de la semana en asistir a un Congreso para muchos abogados individuales, que no pueden dejar de trabajar o atender a sus clientes, ¿porqué no se hace en fin de semana?
En el fondo, cuanto más lo pienso, más tengo la sensación de que es un Congreso para determinado tipo de abogados, que no creo, en absoluto que sean la mayoría o que realmente representen (como colectivo, no me refiero a los cargos institucionales) a la Abogacía como conjunto.
Los que asisten son sólo una pequeña muestra de lo que es la Abogacía.
Y peor me parece que haya colegios de abogados que subvencionen la asistencia.
Si hay necesidad de subvencionar es porque hay un problema de acceso (muchos quieren ir, pero no pueden permitírselo) y en lugar de combatir el problema (cuestionando el coste, etc.) lo que se hace es perpetuar el modelo contribuyendo a que no se visibilice el problema (éxito de asistencia e inscripciones, etc).
No digo que no merezca la pena el desembolso o el coste de asistir, no dudo de que el dinero sea para cubrir los gastos y no se genere ningún beneficio.
Pero no sólo de inscripciones se sufraga el evento, hay empresas que patrocinan el Congreso, o sitúan puntos de promoción de sus servicios, que pagan gran cantidad de dinero (6.000 euros por una mesa en un lateral del acceso y de ahí para arriba). Por lo que creo que igual habría que hacer otro modelo de Congreso, más modesto, si lo que se pretende es que podamos llamarlo realmente "Congreso de la Abogacía".
Y no, no quiero participar de ello. Por eso decidí no asistir.
No es ese el modelo de Congreso de la Abogacía en el que me gustaría participar.
Y si no, que no lo llamen de la Abogacía.
[Bonus Track]:
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Abogados tecnológicos, abogados de novela, abogados deportivos...Los mejores abogados, en el #CongrAbogacia2015 http://t.co/fgLJOV3oHb
— Abogacía Española (@Abogacia_es) abril 29, 2015
Tampoco me parece muy bien la forma de promocionar el Congreso por parte del propio Consejo General de la Abogacía. Los que no vamos, ¿somos peores que los que van? ¿Qué opinas?
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