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lunes, 14 de mayo de 2012

Twitter y el derecho a ser tratado con respeto por autoridades

Ya comentaba el otro día sobre Twitter y la administración pública y la situación irregular que se da en la misma al emplear esta (y en general todas las redes sociales), pero parece que tener la posibilidad de dirigirse directamente a los ciudadanos hace que a veces se olviden las reglas que rigen para que los funcionarios y autoridades en sus relaciones con los ciudadanos (y viceversa).

El hecho de tener un canal tan directo y en el que se puede decir lo primero que a uno se le ocurra no es razón para obviar las formas.

Es el caso de lo sucedido esta tarde con el Twitter de la Delegada del Gobierno de la Comunidad de Madrid que escribe tweets en calidad de tal (por lo que actúa en esa condición y no a título individual)


Llamar Trolls a ciudadanos, desde una cuenta asociada al ejercicio de una autoridad, no parece muy en la línea de los derechos que se recogen en el artículo 35 de la Ley 30/1992:
Los ciudadanos, en sus relaciones con las Administraciones Públicas, tienen los siguientes derechos:

I) A ser tratados con respeto y deferencia por las autoridades y funcionarios, que habrán de facilitarles el ejercicio de sus derechos y el cumplimiento de sus obligaciones.
Evidentemente tampoco es admisible que los ciudadanos insulten a un funcionario o autoridad pública, por muy en desacuerdo que uno pueda estar con sus decisiones.

Pero la diferencia esencial es que la autoridad actúa en representación del poder del Estado y si estima que en la crítica a su labor se han cometido excesos puede acudir a las vías legales oportunas, como la correspondiente denuncia por injurias o calumnias.

Pero ponerse al mismo nivel que quienes hacen del insulto la forma de critica no parece lo más acertado y es evidente que no es acorde a la ley..

En el fondo, más allá de lo anecdótico de estos hechos, está el impacto que en las relaciones entre administración y administrados se da por las redes sociales y que rompe el estrecho corsé que marca la legislación actual, prevista sin ninguna duda para una relación escrita formal.

Tal vez habría que repensar  el marco de las relaciones entre administrados y administración pero, por supeusto, sin olvidar las buenas formas...

4 comentarios:

  1. Esto desemboca inevitablemente en que tratemos a esta señora y por consiguiente a la institución que representa, con el desprecio que se merecen (la primera, y por triste consecuencia, la segunda).

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  2. Labordeta los mandó a la mierda y no veo porqué no podemos hacer nosotros. Con todo lo que están haciendo mandarlos a la mierda es lo mínimo.

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  3. Esa, y no otra, es la razón por la que escribo en Twitter (y en su día, en un blog) bajo un seudónimo y un avatar que no refleja mi rostro. No porque trate de escudarme tras el anonimato, pues quien quiere conocerme, sabe bien quien soy, sino por establecer una barrera entre el cargo, la institución a la que represento, y mis legítimas opiniones particulares. Gracias por ponerlo tan claro, David. Una vez más, haces que distinciones como la reciente, de ser uno de los mejores blogs jurídicos, sean completamente merecidas.

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  4. Efectivamente Ender, hay que tener en cuenta que cuando aparece tu nombre no puedes comportarte depende cómo, más aún cuando en cierta forma se hace valer tu condición (con ese pedazo cartel de "Delegada del Gobierno"). A mí me insultan día sí, día también, tengan o no razón, y no me queda otro remedio que aguantarme en cierta forma, o responder educadamente y avisar para que se les expulse del centro, pero no puedo ponerme a decirles de todo (por muchas ganas que tuviera).

    Y todo ello sin perjuicio de que algunas respuestas que le han dado también sobrepasan ampliamente lo que es la libertad de expresión, vaya

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