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jueves, 7 de mayo de 2009

Errando el tiro: La SGAE y los festivales benéficos

No hay que dejarse llevar por los sentimientos, aprovechados en este caso por los medios sensacionalistas, lo que hay que hacer es corregir las conductas que la sociedad ve como negativas, pero en este caso se está errando el tiro.

En este caso los palos a la SGAE son injustificados, al menos en gran parte, veremos porqué.

Resulta que una familia que tiene un hijo enfermo y necesita recaudar dinero para su curación, algo en lo que todos estaríamos dispuestos a colaborar, organiza con el apoyo de instituciones y particulares un concierto para obtener fondos para su legítima causa.

Uno de los principales colaboradores es David Bisbal, el cantante que ya demostró su compromiso con los autores, que se presta a interpretar canciones de su repertorio habitual sin cobrar.

Pero lo que no dice, y bien que lo sabe, es que las canciones que va a intepretar no son suyas y que debe pagar, él o los organizadores, a los autores por ese uso que hace.

Es lo que dice la ley y lo que sucede en todos los casos. La SGAE en este caso se limita a hacer lo que los autores le han encargado, que cobre cada vez que sus obras musicales se interpreten y se comuniquen publicamente.

A partir de ahí han empezado a lloverle palos a la entidad desde todos los medios de comunicación, que se ha tratado de defender en primer lugar diciendo que es lo que dice la ley, y en segundo, al parecer, entregando la misma cantidad recaudada a los familiares.

Pero este dinero, que en teoría habrían devuelto, tiene que ser el de la SGAE no el de los autores de las obras que se interpretaron, salvo que estos así lo señalen.

En definitiva, es todo legal, y ese es el problema.

No hay que acusar en este caso a la SGAE de voracidad recaudatoria, sino que lo que hay que exigir al gobierno es que se prevean excepciones si la sociedad considera que situaciones como estas deberían quedar al margen de la generación de derechos. El tiro debe apuntar allí donde se refleja la voluntad popular.

Al Gobierno que la gente se distraiga y no les enfoque le va bien, con la que está cayendo, pero no prever excepciones que amparen este tipo de usos es fiel reflejo de la visión mercantilista y poco social de la legislación sobre propiedad intelectual que nos han dado.

En esa regulación la SGAE también tiene su parte de culpa, pero es el Gobierno y el Parlamento los únicos responsables y los únicos que pueden mejorar esta situación. Es a ellos a quienes hay que reclamar y criticar en este caso.

6 comentarios:

  1. Hola David: En pura técnica jurídica, llevas toda la razón en lo que dices.

    Otra cuestión distinta es que si por ejemplo, a mi otra persona me debe un dinero cuyo pago puedo exigir legalmente,yo tengo la facultad de condonar la deuda a mi libre albedrio.

    En base a esto mismo, sabiendo como sabe la SGAE la mala imagen que tiene, ¿por qué no ha condonado antes de que las cosas hayan trascendido a la opinión pública?. Al habersele comunicado a priori, que era una gala benéfica ¿por qué no condonó en ese momento?.

    Una cosa es que tengan el derecho que nadie les discute, y otra cosa distinta es que resulte ético el cobro. Y además, añadiría: si hubieren sido listos, antes de que las cosas salieran a la luz pública, si hubieren puesto una nota de prensa comunicando que condonaban esta deuda, habrían hecho una gran inversión en marketing.

    Pero, no soy yo la persona adecuada para dar consejos a la SGAE de marketing relacional.

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  2. Como siempre muy buen artículo David.

    Por mi parte llevo mucho tiempo diciendo que erramos el tiro, que ese enemigo que muchos ven en las entidades de gestión no es tal, sino que el problema está en la legislación y en los que ostentan el poder legislativo... en fin... país..

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  3. Guillermo, el problema es que no está en manos de la SGAE la condonación del pago de esos derechos de autor (utilizo la denominación legal u oficial de los mismos aunque no comparta sus fundamentos, pero ese es otro tema). La SGAE (y demás sociedades gestoras) actúan así porque la ley se lo permite y porque a sus asociados les falta la ética necesaria para hacer lo pertinente para cambiar sus estatutos al respecto. De ahí que estas gestoras actúen como el viejo Scrooge, cuya avarícia lo hicieron merecedor de la visita de tres fantasmas: los internautas, los medios de comunicación y...¿cual será el tercer fantasma?.

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  4. En algunas ocasiones se han amparado o excusado en el hecho de que cobran por unos derechos que no son suyos (solo los administran) y que no tienen ningún derecho a negar a sus socios y por lo tanto no son ellos quienes deberían condonar deudas y lo cierto es que aunque les produzca estos problemas "morales", que no legales, tienen razón y sería en este caso el autor de las canciones quien debería dar permiso para su uso en un festival benéfico de manera gratuita y legalmente estaría en su derecho en decidir que no se haga (en cuyo caso pasaría a ocurrir lo que la SGAE pedía, que se pague por la canción igual que se paga el equipo de música o la electricidad y otros gastos que no son gratuitos en un festival benéfico). Ahora bien las sociedades de derechos ya han perdonado pagos por canon antes a sus amigos lo que contradice todo lo anterior pero quien se va a quejar con su "democracia" interna.

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  5. La SGAE tiene mucha culpa pues todos sabemos que esta legislación está hecha por ellos y a su medida, el gobierno aquí es una mera marioneta en manos de los intereses de tan voraz sociedad general.

    Al no contemplarse ningún tipo de exenciones en el pago de los derechos se pone de manifiesto la asocialidad de este "impuesto", el desinterés en la protección de sus asociados y el afán de lucro como único fin que mueve sus intereses.

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  6. Solo un pequeño matiz a tu artículo. Incluso aunque el cantante fuera el autor de la canción, no estaría en su mano perdonar el pago.

    Esto es así porque solo cobran de la SGAE los músicos que tienen contrato con una editorial musical. Casi siempre, el contrato estipula que el 50% de los derechos de autor son de la editorial y es este 50% por el que vela la SGAE.

    La SGAE garantiza a la industria el cobro de los derechos de autor, pero no a los músicos. De hecho, reparte el otro 50% entre solo el 1,73% de los músicos dados de alta. No hay control de ningún tipo por lo que la SGAE reparte como quiere la parte de los músicos y, como podemos imaginar, son cuatro amiguetes.

    La SGAE la creó la industria para la industria.

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